La planta que resucita: Selaginella lepidophylla.
¿Te imaginas una planta que pueda sobrevivir a años de sequía, sin una gota de agua, y que al contacto con la humedad recupere su color y su vitalidad? Pues no es una fantasía, sino una realidad. Existe una especie de planta que posee esta asombrosa capacidad de resiliencia, y se llama Selaginella lepidophylla. Esta planta, también conocida como doradilla, flor de peña, mano de león o planta de la resurrección, es originaria del desierto de Chihuahua, que se extiende entre Estados Unidos y México. Allí, las condiciones climáticas son extremas, con temperaturas muy altas, fuerte radiación solar y escasez de agua. Sin embargo, la Selaginella lepidophylla ha desarrollado una estrategia de supervivencia única, que le permite resistir la desecación casi total.
La Selaginella lepidophylla pertenece a la familia de las selagineláceas, que son plantas vasculares sin flores, que se reproducen por esporas. Sus hojas son pequeñas y escamosas, y sus tallos son rastreros y muy ramificados. Cuando la planta detecta que el ambiente se está secando, entra en un estado de latencia, en el que reduce al mínimo su metabolismo y su actividad celular.
En este proceso, la planta pierde hasta el 95% de su agua, y sus tallos se enrollan hacia adentro, formando una bola seca y arrugada, que parece muerta. De esta forma, la planta reduce la superficie expuesta al sol y al aire, y protege sus tejidos internos. Además, la planta sintetiza una sustancia llamada trehalosa, que es un azúcar que actúa como un protector celular, evitando que las sales y los radicales libres dañen las membranas y las proteínas.
La planta puede permanecer en este estado de anhidrobiosis (vida sin agua) durante meses o incluso años, hasta que las condiciones ambientales cambien. Cuando la planta entra en contacto con el agua, ya sea por la lluvia, el rocío o la irrigación, la trehalosa se disuelve y el agua penetra en las células, reactivando el metabolismo y la fotosíntesis. Los tallos se desenrollan y las hojas recuperan su color verde y su turgencia. La planta "resucita" y vuelve a crecer y a reproducirse.
La Selaginella lepidophylla no solo es una planta curiosa, sino que también tiene múltiples usos y beneficios. Por un lado, es una planta ornamental, que se puede cultivar en macetas o terrarios, y que sorprende por su capacidad de transformación. Solo hay que regarla una vez cada varios meses, y observar cómo pasa de estar seca y marchita a estar fresca y lozana.
Por otro lado, es una planta medicinal, que se ha utilizado desde tiempos ancestrales por los pueblos indígenas de América. Se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, antiespasmódicas, diuréticas, expectorantes y cicatrizantes. Se puede preparar en infusiones, cataplasmas, tinturas o jarabes, para tratar diversas afecciones, como tos, asma, bronquitis, cistitis, reumatismo, heridas, úlceras o hemorroides.
Además, es una planta que puede tener aplicaciones científicas y tecnológicas, gracias a su mecanismo de resistencia a la sequía. Los investigadores están estudiando los secretos de esta planta, para poder aplicarlos en otros cultivos, en la conservación de alimentos, en la biotecnología o en la exploración espacial. La Selaginella lepidophylla podría ser la clave para mejorar la adaptación de la vida a ambientes hostiles.
La Selaginella lepidophylla es una planta que nos inspira y nos enseña. Nos muestra que la vida es más fuerte de lo que pensamos, y que puede superar las adversidades con ingenio y creatividad. Nos invita a valorar el agua como un recurso vital y escaso, y a cuidar el medio ambiente que nos rodea. Nos recuerda que hay belleza y magia en la naturaleza, y que podemos aprender de ella para mejorar nuestra calidad de vida. La Selaginella lepidophylla es una planta que resucita, pero también una planta que nos hace vivir.